Una joya que todos quieren

La NBA ya está revolucionada por el fenómeno Cooper Flagg. Con apenas 18 años y 2,06 metros de estatura, la joven estrella universitaria ha puesto a medio mundo del baloncesto a hablar de su talento. En su paso por la Universidad de Duke, Flagg no solo ha demostrado ser un jugador con condiciones físicas excepcionales, sino también una inteligencia táctica, carácter competitivo y madurez impropia para su edad. Su irrupción ha sido tan potente que varios equipos de la NBA han comenzado a hacer lo impensable: perder partidos intencionadamente para mejorar sus opciones de seleccionarlo en el draft.

¿Tan bueno es?

La respuesta es sí. Su versatilidad es su principal arma: puede jugar de ala-pívot, escolta o incluso de base en momentos puntuales. Su capacidad para anotar desde cualquier zona de la cancha, su visión de juego, defensa feroz y una capacidad atlética explosiva han hecho que se le compare ya con leyendas como Kevin Durant o incluso con LeBron James en su etapa universitaria. Lo que más impresiona de Flagg es su lectura del juego y su sangre fría en los momentos decisivos. Pese a la eliminación de Duke en semifinales del campeonato universitario, su rendimiento individual fue sobresaliente, ratificando su estatus como favorito al número uno del próximo draft.

Tan valioso como para provocar derrotas

La lucha por conseguir a Flagg ha llevado a varios equipos de la parte baja de la clasificación a optar por el famoso “tanking”: perder partidos deliberadamente para tener más opciones en la lotería del draft. Es una estrategia polémica, criticada tanto por aficionados como por jugadores retirados, pero que sigue vigente en la NBA moderna. Equipos como Washington Wizards, Detroit Pistons y San Antonio Spurs han mostrado un rendimiento sospechosamente irregular, y la sombra de Flagg aparece como una explicación lógica.

El dilema ético del tanking

La posibilidad de que franquicias pierdan a propósito ha reavivado el debate sobre el sistema de draft en la liga. ¿Es justo que un equipo recompense el fracaso con la promesa de una superestrella? ¿Es saludable para la competencia que se normalice perder para ganar más adelante? Flagg, sin quererlo, se ha convertido en el centro de esta discusión, y aún no ha debutado como profesional.

Un futuro marcado por la grandeza

Mientras tanto, Cooper Flagg sigue preparándose para lo que será una de las carreras más observadas de los últimos años. Tiene el paquete completo: físico, técnica, mentalidad y carisma. La pregunta ya no es si será el número uno del draft, sino si será el próximo rostro de la NBA.


¿Crees que el tanking justifica conseguir a una futura estrella como Flagg? ¿Qué equipo crees que se lo llevará?

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